jueves, julio 31

Odisea de un rosarino en Uganda















Andrés Pérez tiene 40 años, se crió en Rosario pero hace varios que vive en Casilda donde se desempeña como veterinario e investiga desde allí para la Universidad de Minessota, Estados Unidos. A principios de mes tuvo que partir rumbo a Uganda, justamente para tomar unas muestras para un proyecto norteamericano y dar un curso. Nunca pensó que lo acusarían de narco. En la valija etiquetada con su nombre había 40 kilos de cocaína. Pero el equipaje no era suyo. La historia copó los periódicos locales.

“Me sentí como en `Expreso de medianoche´”, dijo Pérez, haciendo un paralelo con el famoso film de los `70; sólo que en esta historia, el veterinario no pretendía traficar nada. Ni coca ni hachís.

En diálogo con Radiópolis, el programa que conduce Roberto Caferra por Radio 2, contó de su estadía en Entebbe. Pensó quedarse cinco días y permaneció ocho. Los tres de yapa, haciendo un tipo de turismo poco convencional, de comisaría en comisaría, escoltado por la Interpol.

Pérez partió desde el aeropuerto rosarino rumbo a su destino el 4 de julio pasado, al día siguiente –después de hacer escala por la brasileña San Pablo y la sudafricana Johannesburgo– llegó a Entebbe y apenas pisó suelo ugandés fue derecho a buscar su valija, pero no la encontró.

Tras denunciar el extravío, planeaba regresar al hotel para descansar un poco y esperar el llamado de la aerolínea –pensó que en alguna combinación, tal vez, se despachó por equivocación a otro destino– pero no alcanzó llegar a la puerta que le avisaron que la habían hallado.

“Les digo que `esa no es mi valija´ y me dicen `pero tiene su comprobante´. Lo miro y les digo que sí, que tiene mi comprobante, pero que no es mía”, recordó. Y es que su equipaje era rojo y el que le mostraron, negro.

Lo abrieron entonces delante de él en busca de alguna pista; aunque sólo encontraron bolsas negras de consorcio.
Sin sus cosas, y sin esperanza de recuperarlas, por lo menos en el corto plazo, Pérez fue al encuentro de sus colegas y los siguientes días se abocó a su tarea en la universidad local –tenía que dar unos cursos y sacar muestras para una investigación sobre aftosa–. En el mientras tanto hizo algo de shopping, ya que no tenía qué ponerse. Hasta que el día antes de regresar a la Argentina, la policía fue a buscarlo a su hotel.

Lo acusaron allí de haber intentado entrar nada más y nada menos que 40 kilos de cocaína, valuados en más de un millón de dólares. Y que le habrían costado “varios años de prisión”.
“Después de recorrer medio país en compañía de los detectives de narcóticos de Uganda –reconstruyó para Rosario3.com–, que intervenga Interpol y pasar varios interrogatorios, se aclaró que yo no tenía nada que ver”.

Apuntó que, al principio, a los oficiales les costó creerle, pero que una vez cotejaron su historia no se mostraron sorprendidos por lo sucedido. Un foto enviada desde Fisherton, tomada por las cámaras de seguridad del aeropuerto rosarino, había sido clave para aclarar el malentendido. En la imagen se veía a Pérez registrando su equipaje rojo.
Llamó la atención entonces que “si no hubiera tenido una historia de por qué estaba allí, o si hubiera tocado la valija, o cualquier detalle así, me comía 10 años en cana en Uganda”. Alguien, con intención o quizás por error, había pegado su etiqueta a la de la valija llena de droga. La suya apareció varios días después en París.

Destacó, no obstante, el buen trato de la policía de Uganda y apuntó que al final, hasta bromearon sobre lo sucedido.

FUENTE: Rosario3.com

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