Natalia Fernández, la testigo que presenció el primer operativo en el departamento de Alberto Nisman, el día que lo encontraron sin vida, volvió a hablar y se defendió de las acusaciones de la fiscal Viviana Fein, que la trató de mentirosa.
"Tengo miedo. Me gustaría tener algún tipo de protección", expresó la joven en diálogo con radio Mitre. "Vivo asustada. Recibí llamados extraños. Me pasó de estar trabajando y que me preguntaran '¿vos sos Natalia, la testigo?'. Le dije que sí era Natalia, pero que no sabía de qué me hablaba. Y que me disculpara que tenía que atender otra mesa. Ahí me fui para otro lado y no aparecí más hasta que se fue", relató Natalia.
"No tengo posturas políticas ni tengo nada en contra de nadie", se defendió la mujer ante las críticas de Fein. "No es mi intención ser partícipe de esto, estoy acá porque no tuve suerte esa noche", manifestó. "No es ninguna fantasía. Yo me voy a hacer cargo de lo que digo", concluyó.
Testigo clave aseguró que se descuidaron las pruebas en el departamento de Nisman
Natalia Fernández tiene 26 años y trabaja en un restaurante a pocas cuadras del edificio Le Parc. Seguramente jamás pensó que sería una testigo clave del caso que conmociona al país.
La noche del 18 de enero, Natalia, obligada por la ley, tuvo que ser testigo del procedimiento en el departamento de Alberto Nisman. "Tengo miedo, pero hay muchas cosas que indignaron", expresó la joven en diálogo con Clarín.
"Unos tipos nos pidieron los documentos. Nos preguntaron la edad, si estábamos drogadas o habíamos tomado alcohol", cuenta sobre el momento en el que un acto de prefectura las encontró caminando por Puerto Madero.
"Cuando estábamos sentadas en la escalera, metieron la camilla y en ella sacaron el cuerpo. Eran como las 3.30. Estaba envuelto en una bolsa negra. Se lo llevaron para la derecha, pero a los 15 minutos lo volvieron a meter y se lo llevaron para la izquierda. 'No, boludo, por acá no. Es por allá', decían entre risas. Y después, cuando lo metieron en el departamento no vi por dónde lo sacaron", relató Natalia.
"Había como 25 carpetas. Ellos leían cada página, hacían un resumen, lo escribían y me hacían firmar a mí", cuenta sobre el procedimiento. "Natalia, quiero que sepas que esto está así tal cual nosotros lo encontramos", recuerda que le dijeron intentando calmar sus nervios.
Sobre el clima que se vivía, describió: "Tomaban mate y pidieron medialunas. Tocaban todo. Había unas cincuenta personas. La fiscal preguntaba: '¿La cortamos acá y la seguimos mañana?'. Me mostró una bolsa con cinco casquillos de bala, pititos o algo así".
"Yo me puse a llorar. El portero se sentó al lado mío. Estaba muerta de sueño y me ofreció café. Y él café era de la cafetera que estaba enfrente a la mesa de papeles. Era la cafetera de Nisman", agregó.
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