Comandados por el controvertido Kurt Cobain, los muchachos de Seattle se encontraban en la cresta de la ola tras publicar Nevermind, su álbum más aclamado. El problema surgió de entrada, cuando el público se mostró violento, intolerante y tenso con las teloneras Calamity Jane. ¿En qué desembocó semejante hostilidad? La rabia de Cobain, quien en un principio se negó a subir al escenario, luego lo hizo pero a su modo: Priorizó los "lados B" de la banda, no tocó canciones de su acostumbrado repertorio y, lo peor para sus fans, amagó toda la noche a interpretar el himno "Smells like teen spirit". Sólo amagó.
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