lunes, julio 29

Dormir la siesta en el trabajo


Empleados durmiendo en sus trabajos pero con la autorización de sus jefes. Parece una noticia insólita llegada –como ocurre cientos de veces- de China o Japón. Pero no lo es: los siestarios laborales son una realidad cada vez más frecuentes en Estados Unidos y en distintas empresas europeas, y llegaron –prometen- para quedarse en Argentina.

Es que en el mundo se impone la idea de que una siesta reparadora permite a los empleados "desconectarse" por no más de 30 minutos y eso repercute en un aumento de su productividad laboral.
Tanto es así que compañías como Google, en su filial norteamericana, y  Procter & Gamble, en Alemania, designan lugares especiales dentro de las empresas para el descanso de sus empleados.

En Bangkok, capital de Tailandia, los funcionarios públicos tienen 30 minutos para dormir en habitaciones especialmente habilitadas, en el mismo edificio donde cumplen sus tareas.

¿Y en Argentina? La idea de los siestarios comienza a prender en distintas empresas –sobre todo asociadas a la creatividad y los desarrollos tecnológicos, tal es el caso de Google Argentina, que estaría por implementar este sistema- y se espera que se consolide la tendencia en los próximos años.

Sobre todo, considerando que, según un estudio difundido por Drom Cronobiología, en la Argentina, la mayoría de los adultos sólo duermen 6 horas por día; y que entre las causas de este mal hábito se destacan el uso excesivo de computadoras, televisores y dispositivos móviles.

Daniel Vigo, investigador del Conicet,  explicó que "la alteración del sueño se asocia con disminuciones en el nivel de alerta que puede tener consecuencias mortales como en el caso de los accidentes de tránsito. A largo plazo, se asocia con la aparición de enfermedades como hipertensión, obesidad y diabetes".

Relacionado a esto, estudios científicos de la Universidad de California demostraron que los empleados con trastornos de sueño y excesiva somnolencia diurna tienen un 70% menos de probabilidades de obtener una promoción laboral, como consecuencia del bajo rendimiento y productividad, en comparación con los individuos que logran alcanzar un sueño adecuado.

En diálogo con minutouno.com, Daniel Leynaud, director de Drom Cronobiología, aseguró que en Argentina "no existe la cultura de dormir la siesta en mitad de una jornada laboral. De hecho, muchas  empresas implementan programas de hábitos saludables  que contemplan iniciativas para dejar de fumar, hacer deportes o no ingerir bebidas alcohólicas en forma desmedida, pero no trabajan sobre el temas relativos al sueño".

Estas firmas no tienen en cuenta que una siesta de media hora predispone a los empleados, según palabras de Leynaud, a "alcanzar niveles superiores de desempeño. Mejora la motivación, el humor y las habilidades interpersonales, logrando un impacto positivo en el clima laboral".

Todo lo anterior está sustentado en estudios desarrollados en el marco de una nueva ciencia que estudia los relojes internos y ritmos biológicos: la cronobiología, según la cual el cuerpo humano posee un verdadero taller de relojes internos que afecta a todo.

Según la cronobiología, el estado de alerta de una persona fluctúa cada 90 minutos y especialmente entre las 13 y 15 horas se registra en muchas personas una somnolencia o fatiga natural. Es en esos momentos cuando "una siesta de no más de 20 ó 30 minutos, permite reiniciar el día", indicó Daniel Cardinali, doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Conicet.

Siguiendo estos postulados habrá que echar por tierra la idea de que una persona siente ganas de dormir la siesta sólo porque comió "pesado" y comenzar a culpar por ese deseo a su reloj interno. "Comer un plato de ravioles incide en las ganas de dormir pero no es un factor determinante", indicó Leynaud

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