El viernes 11 compartimos un asado en Pueblo Belgrano con el intendente de Gualeguaychú y algunos de sus colaboradores. Estuvimos ahí por amistad con alguna de esa gente, aprovechando que al otro día se presentaba en el hipódromo local la figura más convocante en la historia del rock nacional.
En medio de la mesa regada por muchas botellas de buen vino, salió el tema controvertido del no pago de la tasa del 5% a cada entrada vendida. El mismo alcalde de la ciudad nos dijo que era un decreto de vieja data que el Concejo Deliberante por apatía nunca abolió, y lo pensaban hacer pronto. Ya en 1993 se presentó Joan Manuel Serrat en esa ciudad y pidió exactamente lo mismo, con el argumento que "la cultura debe estar exenta de impuestos". Se lo aceptó en ese momento y no hubo conmoción alguna por el asunto. Después hubo otros ejemplos similares. Hasta que se reglamento la ley de la Cultura que exime de impuestos en todo el país a los eventos culturales. De hecho, una ordenanza municipal no puede contrariar a una ley federal.
El intendente Juan José Bahillo nos dijo: "Hasta hoy (viernes 11), solamente en hospedaje le quedó a la ciudad casi 15 millones de pesos, calculamos que en total van a quedar en Gualguaychú cerca de 100 millones de pesos. Si fuéramos estrictos con ese decreto perderíamos ese dinero que iría seguro a Paraná, y yo quiero que esa plata quede aquí".
Para el gobernador Sergio Urribarri constituía todo un desafío, llevar a una multitud semejante a sólo dos horas del conurbano bonaerense y mostrar que se puede garantizar la seguridad pública. Y así fue.
Ellos dos eran los más felices por la Misa India en Entre ríos, ¿Quién entonces podría considerar al músico "persona no grata"? Sabemos de dónde surgió la versión, pero preferimos no decirlo para no entrar en una lucha en el barro.
Dos días después esas mismas autoridades nos comentaron que habían ingresado a la ciudad cerca de 240 mil personas, calculando autos, micros, y demás vehículos. La elección de Gualeguaychú no era casual. Una ciudad acostumbrada a albergar multitudes por el Carnaval que lleva cada año más de cien mil almas, sabe cómo manejarse frente a la invasión y sacar provecho de ella. Las familias y vecinos sacaron parrillas a la calle, todos bien aprovisionados y nadie dejó de vender sus productos, y ningún ricotero quedó con hambre y sed. Hubo para todos, y hasta sobró. Los habitantes estaban más felices que nadie.
La única perla negra fue que en un lago a la orillas de un parque donde se acampaba, los chicos tomaron los gansos del agua y lo hicieron a la parrilla. Lo demás lo comprobamos cinco horas después de terminado el recital, pasamos por la jefatura de Policía para averiguar si hubo denuncias o algo irregular. Sorprendente, ni una denuncia, ni una exposición policial... nada de nada. Parecía la madrugada de un día cualquiera. Semejante multitud se comportó como niños de jardín de infantes.
En el hospital se atendieron algunos problemas de sofocación y tendinitis por el barro circundante. En ese lodazal producto de las intensas lluvias, hasta la mujer de Aníbal Fernández perdió enterrada una de sus zapatillas en el barro.
Y un secreto que nos atrevemos a revelar a pesar de que se nos pidió reserva: la productora del Indio Solari donó al hospital local una suma de dinero mucho más grande de lo que hubiera tenido que pagar por la tasa de espectáculos públicos. Solicitaron que fuera un secreto, que no se revelara... pero así fue la cosa y no rompemos ninguna promesa porque no fuimos nosotros quienes reservaríamos en el anonimato la historia de esa donación.
Ya en el terreno de las anécdotas, se nos dijo que el Indio pidió dar un paseo náutico por el río. Se calzó una peluca rasta, unos lentes diferentes a los que usa habitualmente y recorrió en lancha el río a lo largo de los centenares de campamentos ahí levantados. Al pasar por ahí saludaba con un grito como "Aguante el Indio", y la gente le respondía sin advertir quien era el hombre detrás de disfraz rastafari.
La misma productora se encargaría días después de volver a dejar impecable la ciudad y reponer lo que se hubiera roto. Pero no fue mucho, todo estaba casi intacto.
Y otro detalle impensable. Casi no hubo fumatas de marihuana y se olía más a carbón que a porro. Los hermanos uruguayos nos hicieron probar algunas delicias que se producen del otro lado del charco gracias a la ley del Pepe Mujica. ¿Semejante multitud y casi nada de hierba? Sí, es verdad aunque usted no lo crea. Ensayamos una tesis y creemos que algo de cierto tiene. Al estar casi de hecho despenalizada, nadie tiene que guarecerse en la multitud para consumirla, como pasó siempre.
La policía no provocó, no hubo peleas, nada de bardo y una fiesta como nunca se vio en la historia del rock nacional.
Si a la ciudad le quedó algo así como 100 millones de pesos en casi tres días, sólo de mala leche o por cuestiones ajenas el show se puede decir que Gualeguaychú considerará "persona no grata" al Indio Solari.
La despedida del cantante fue en una reunión donde agradeció emocionado la hospitalidad de toda la ciudad y su última frase fue: "Gracias por todo. Cuando me retire, seguro que lo haré en esta ciudad".
Palabras que reproducimos de los que nos dijeron las autoridades locales.
Fuente : Diario Veloz
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