La creatividad es imprescindible para hacer nuestra vida más interesante,
alegre, confortable... Es fundamental en el arte, el diseño, la investigación,
la preparación de una comida, tanto como para arreglarse con pocos fondos para
llegar a fin de mes... El riesgo aparece cuando se quiere usar la creatividad
partiendo del desconocimiento: un día puedo levantarme e inventar el calendario
o el termo o el papel higiénico. Sería perder el tiempo, aunque de modo
inofensivo...
Ya en materia de nutrición, la cosa es diferente. Cada tontería que surge
impide tomar la decisión correcta. La
aguja en la oreja, la plantilla, los
parches, la dieta del chino o comer gorgojos para adelgazar son algunos de
los ejemplos que forman parte de los
mitos. Son entretenimientos hasta
inofensivos, en cierto modo. Pero no lo es el continuo uso de diuréticos o
derivados anfetamínicos. Tampoco lo es la recomendación de
dietas o sistemas que atentan
contra el sentido común o destierran el conocimiento científico.
Vayamos por partes
Cada tanto suelen circular versiones acerca de la inconveniencia de
distribuir la alimentación a lo largo del día (!).
Desde 1961 comenzamos a recomendar las seis comidas diarias. Una práctica
novedosa para la época, que durante todos estos años se fue afirmando en el
conocimiento de los profesionales y en la conciencia de la gente.
En la actualidad es un pilar del tratamiento de la obesidad en casi todo el
mundo. Se sabe que realizar seis comidas diarias con un intervalo máximo de tres
horas entre una ingesta y otra está asociado con:
* menor ingesta de calorías,
* menores niveles
de colesterol total y LDL (malo),
* mayor cantidad de energía gastada en la
digestión, absorción, conversión y almacenamiento de los nutrientes consumidos a
través de los alimentos (termogénesis postprandial),
* menores picos de
insulina.
En otras palabras, un hábito de consumo desordenado de alimentos facilita el
aumento de peso. Por el contrario, una distribución regular diaria de seis
comidas como mínimo favorece el adelgazamiento y un mejor estado de salud
general.
Entonces, más allá de la charlatanería nutricional de moda, este hábito es
importante tanto para bajar de peso como para mantener un estado saludable,
incluso en aquellos que no tienen kilos de más. Permite controlar el colesterol
y el azúcar sanguíneo, y cuidar el corazón, entre otros beneficios
científicamente comprobados.
Como siempre, de cada uno depende la elección. Seguir confiando la salud a
los practicantes de la ignorancia creativa, u optar por hábitos que, sin duda,
ayudan a vivir mejor.
Las seis comidas
Hacer seis comidas diarias como mínimo es lo recomendable en un plan para
bajar de peso:
* El consumo irregular de "
snacks" es cada vez más común en
los niños, hábito que contribuye a aumentar la prevalencia de obesidad y
colesterol sanguíneo que aparece a edades cada vez más tempranas.
* La
frecuencia irregular de consumo de alimentos genera menor gasto de energía que
cuando el consumo es regular y distribuido.
* Comer en forma desordenada
produce mayor grado de resistencia a la insulina y mayores concentraciones de
lípidos en sangre en ayunas, indicadores de mayor riesgo de enfermedad
cardiovascular.
La clave es la distribución
Entre una ingesta y otra deberían pasar entre 1 hora y ½ -como mínimo- y 3
horas -como máximo-. Conviene realizar las cuatro comidas principales -
desayuno, almuerzo, merienda y
cena- y 2
colaciones en el día, a
media mañana y a media tarde:
* 8.00: Desayuno
* 10.00: Colación de media
mañana
* 13.00: Almuerzo
* 15.00: Colación de media tarde
* 18.00:
Merienda
* 21.00: Cena
De esta forma se logra: